La apasionante (y disfrutona) experiencia de la cata de vinos
En este post os queremos hablar de una de las cosas que más nos gusta en Bodegas Enrique Mendoza: ¡catar vinos! Y es que todo el esfuerzo y tiempo invertido en campo y bodega merecen la pena cuando degustamos los vinos que con mimo nacen de nuestra tierra y, sobre todo, cuando lo hacemos en vuestra compañía.
Hoy profundizamos en las distintas fases que componen la apasionante experiencia de la cata de vinos y os contamos cómo disfrutamos de ella en Bodegas Enrique Mendoza. ¡Estamos seguros de que no os resistiréis a experimentarla en primera persona! Y, por supuesto, ¡os animamos a ello!
La cata de vinos
Si bien la cata de vinos se ha asociado tradicionalmente a un mundo excesivamente técnico, sibarita y exclusivo, en realidad, se trata de una experiencia que está al alcance de todos y donde lo verdaderamente importante es disfrutar. No importa si sois expertos enológicos o simplemente apreciáis el placer de degustar un buen vino, una cata nos invita a sumergirnos en un mundo de sabores y aromas, a explorar a través del olfato y el paladar y a descubrir nuevos horizontes enológicos.
Es una oportunidad para abrir nuestros sentidos, dejarnos llevar, disfrutar de una experiencia sensorial que nos permitirá viajar por el mundo vitivinícola para descubrir nuevos matices y adquirir conocimientos sobre los distintos tipos de vinos a la vez que nos relajamos y divertimos en la mejor compañía. No se trata sólo de etiquetas y conocimientos técnicos, sino de sumergirse en un mundo de sensaciones, compartir momentos con las personas que nos rodean y crear recuerdos inolvidables.
Por ello, desde Bodegas Enrique Mendoza os queremos animar a dejaros llevar por el encanto de la cata de vinos donde os mostramos las claves de las distintas fases que la componen y os invitamos a tomar nota para que vuestra cata ¡¡se convierta en una experiencia muy top!!.
3 fases: visual, olfativa y gustativa
¿Listos para sumergiros en el apasionante mundo de la cata de vinos? Preparaos para dejar volar vuestros sentidos y embarcaros en un viaje sensorial sin igual.
Esta experiencia se divide en tres fases que pondrán a prueba vuestros sentidos: la visual, la olfativa y la gustativa, que se realizan siempre por este orden. Una regla para no olvidarlo es recordar la situación de los ojos (1º), la nariz (2º) y la boca (3º), de arriba a abajo. Desde el brillo hipnótico en la copa hasta los aromas cautivadores y los sabores que harán vibrar vuestro paladar, cada etapa revela secretos ocultos en cada sorbo. ¡Preparaos para disfrutar de una aventura enológica única!
Os aconsejamos emplear unas buenas copas de cristal y servir una cantidad moderada de vino, para que podamos apreciar mejor todas sus características. Los vinos tintos deberían servirse a unos 16ºC mientras que los blancos y rosados deberían estar a unos 6-7ºC.
La fase visual
La fase visual de la cata de vinos es el momento en el que el vino se presenta ante nuestros ojos, revelando su personalidad a través de sutiles matices y tonalidades. Al sostener la copa, su forma elegante nos invita a observar con atención cada detalle.
El primer encuentro visual nos permite apreciar el color del vino. Desde un rojo rubí intenso hasta un dorado brillante, cada tonalidad esconde una historia única. Observaremos la intensidad del color, su claridad y transparencia, así como también su cuerpo y estructura al deslizarse por las paredes de la copa. A medida que la giramos suavemente, las lágrimas revelarán la consistencia y la densidad del vino.
Los colores más vivos y vibrantes nos sugieren vinos frescos y lleno de vitalidad, mientras que los tonos más oscuros y opacos nos indican madurez y concentración. La gama de colores es infinita, desde los pálidos rosados hasta los profundos azules o violáceos. Los vinos tintos, a medida que sus colores se van atenuando desde el violeta hasta el color teja, nos indican que estamos ante vinos con una crianza más extensa. La fase visual nos permite anticipar las características del vino que vamos a degustar más tarde y su posible evolución en boca.
En definitiva, la fase visual de la cata de vinos nos invita a deleitarnos con su singular belleza mientras nos sumerge en un mundo de colores y texturas, preparándonos para descubrir sus secretos en fases posteriores.
La fase olfativa
Tras estudiar el vino con la vista, es el momento de poner a prueba nuestro olfato. La fase olfativa de la cata de vinos supone es como adentrarse en un jardín donde explorar un universo aromático. Acercaremos la copa a nuestra nariz y cerraremos los ojos, dejando que los aromas nos envuelvan y nos transporten a lugares muy diversos. Cada aroma nos revela una pista sobre el origen y la calidad del vino.
Al respirar profundamente, nos veremos sorprendidos por una infinidad de fragancias. Desde las frutas frescas y jugosas como la ciruela, la cereza y la fresa, hasta los matices exóticos de la piña y el mango, pasando por aromas florales, como las violetas y las rosas. Os retamos a detectar notas más complejas como los toques especiados del clavo de olor y la canela, o los sutiles aromas a tabaco, cuero o vainilla.
En un primer término, a copa parada suele identificarse la intensidad aromática del vino, así como los aromas primarios, más frutales, los procedentes de la uva. En segundo término, tras agitar ligeramente la copa, solemos detectar los aromas característicos de las especias, más relacionados con la crianza del vino.
Si no conseguís identificar estos aromas a la primera, ¡no desistáis! Muchas veces el problema reside en nuestra memoria, detectamos los aromas pero nos cuesta expresar a qué nos recuerda. En esta fase, la paciencia es una virtud, ya que los aromas evolucionan y se despliegan en la copa, transformándose y entrelazándose.
La fase olfativa de la cata de vinos nos permite apreciar la complejidad y la riqueza de sus aromas, estimulando nuestros sentidos y despertando nuestra curiosidad. Es un viaje sensorial que nos prepara para el siguiente y último paso: saborear el vino en toda su plenitud.
La fase gustativa
Después de haber conocido el vino con la vista y habernos deleitado con sus aromas, llega el momento más esperado de la cata. En la fase gustativa tomaremos un sorbo y dejaremos que se deslice suavemente por nuestra lengua, desatando una explosión de sabores y texturas en nuestro paladar.
En el primer contacto, notaremos la entrada del vino en boca que podrá ser más amplio o estrecho, o bien robusto y potente. Los famosísimos taninos del vino pueden acariciar nuestra lengua con su suavidad o provocar un ligero toque astringente (que nos dejará una sensación seca en la boca).
Una infinidad de sabores bailarán en nuestra boca, revelándonos a cada sorbo distintos matices que despertarán nuestros sentidos y nos invitarán a explorar más a fondo. En este sentido, la armonía es clave, ya que el vino debe tener un equilibrio perfecto entre acidez, dulzura y amargor. Esto es lo que llamamos un vino bien estructurado.
La fase gustativa de la cata de vinos nos permite experimentar la esencia de la uva, así como la maestría del enólogo en la bodega, que es el responsable de controlar el proceso de elaboración del vino. Es el cierre perfecto de un viaje sensorial donde el vino nos cuenta su historia en cada sorbo.
No se aprende a catar en un día, ni en un mes, ni en dos. Lo más interesante es disfrutar, practicar y empezar a diferenciar las características de los vinos que degustamos, reconocer los matices de aquellos que más nos gustan, porque no se trata de convertirte en un experto, sino de poder disfrutar del mundo del vino. Si un vino te gusta, te hace disfrutar de tus momentos de ocio, será un gran vino para ti.
Una cata de vinos única en Bodegas Enrique Mendoza
En Bodegas Enrique Mendoza os ofrecemos la oportunidad de vivir una experiencia de cata única, que es el broche de oro de nuestra Experiencia Gold, en la que podréis descubrir no sólo nuestras instalaciones y proceso de elaboración, sino también nuestra filosofía de vida: vivimos por y para el vino. La experiencia consta de dos partes bien diferenciadas a cargo de uno de nuestros excelentes profesionales.
Por un lado, disfrutaréis de un tour guiado por nuestras instalaciones, comenzando en el campo de podas experimental, continuando con la sala climatizada de producto final, la sala de embotelladora y acabando en nuestra cava subterránea con barricas de roble americano y francés que les confieren a nuestros vinos distintas características.
La segunda parte consiste en una singular experiencia de cata en nuestra zona ajardinada. Bajo un bonito Riu-Rau típico de la zona, participaréis en una cata amena y disfrutona a la par que didáctica, en la que se os ofrecerán 7 de nuestros mejores vinos para realizar un completo recorrido que os permitirá haceros a la idea de nuestra filosofía a la hora de elaborar vino:
Y, para terminar:
Dolç de Mendoza
Un dulce “Premium” elaborado con Monastrell – 36 meses en barrica, maridado con Chocolates Valor.
Todo ello irá acompañado de una degustación-maridaje de nuestro aceite de oliva virgen extra (AOVE), tosta de rulo de cabra, selección de embutidos españoles, además de una exquisita tabla seleccionada de “Quesos Cerrón”.
Con esta cata lo que queremos es que terminéis de conocer Bodegas Enrique Mendoza, que profundicéis en nuestra historia y valores mientras pasáis un buen rato, que es lo más importante. Nuestro equipo de enoturismo os abrirá las puertas de nuestra casa de par en par y os hará partícipes de esta gran familia, en un ambiente relajado y cercano, descubriéndoos algunos de nuestros secretos, como el significado de nuestro buque insignia “Santa Rosa”, dedicado a una persona muy especial.
Si queréis vivir una cata de vinos inolvidable, no lo penséis más y reservad nuestra Experiencia Gold,
¡os dejará un gran sabor de boca!