Agricultura en el viñedo: una carrera de fondo
Llega fin de año y, con estas fechas, llega también el esperado momento de reunirse con familiares y amigos… ¿y qué mejor forma de hacerlo que con una copa de vino en mano?
En ocasiones tenemos idealizado o romantizado el proceso de elaboración de un vino, pero lo cierto es que cuando el vino llega a nuestra copa, este ya ha tenido un largo proceso hasta llegar ahí. Todo un año (si no más) de trabajo en el que nuestras botas han acabado llenas de barro y nuestras manos tintadas de vino.
El campo no para y requiere su atención y mimo. De hecho, si nos paramos a pensar, mes a mes habría una o varias tareas que realizar. Seguro que hay muchas de ellas que te suenan o incluso hasta hayas realizado en alguna ocasión…
Relájate, ponte una copa de vino y descubre con este post el apasionante proceso de la agricultura en el viñedo a través de los meses del año.
Enero: Llega el momento de la poda
Con la llegada de un nuevo año, comienzan los trabajos que prepararán la viña para la nueva temporada. Durante esos días, nuestro equipo, armado tijeras en mano, se dispone a realizar la poda de nuestros viñedos.
Aprovechando las épocas de bajas temperaturas, cuando la viña duerme, la planta tiene menor actividad y circulación de savia. Las hojas han caído y la viña está en reposo.
La poda es una tarea fundamental en el viñedo, y con ella controlaremos el crecimiento de nuestras viñas, que debe ser realizada por manos expertas, ya que no debemos olvidar que es una tarea “agresiva” para la vid, evitando mutilar a la planta perdiendo pulgares o brazos debido a los cortes de desecación.
De forma manual, cepa a cepa, es una actividad delicada y prolongada en el tiempo con la que conseguiremos una mejor aireación y exposición solar de los racimos que brotarán en unos meses.
Febrero: “Labrar para hacer barbecho”
Según la RAE, la definición de “barbecho” es: Tierra labrantía que no se siembra durante uno o más años.
Pero para nosotros, “hacer barbecho” significa realizar tareas de laboreo, labrando a máxima profundidad para romper los canales y permitir que cuando lleguen las lluvias, el agua pueda penetrar profundamente a través de los estratos. Sin embargo, la golondrina del cultivador no debe pasar de los 20-30 centímetros, ya que, de lo contrario, podríamos matar la propia raíz de la planta.
El laboreo ha sufrido una evidente transformación con la mecanización del campo. Lejos quedan aquellas estampas de mula y arado, pero se ha mantenido como una tarea vital en la agricultura.
Marzo: “Lucha biológica en el viñedo”
Como cada mes de marzo, con la llegada de la primavera, toca colocarse los guantes y pasar a la acción para combatir la polilla de racimo o, como la conocemos coloquialmente, Lobesia, una plaga ampliamente extendida por la zona del arco Mediterráneo.
Desde hace casi dos décadas, con el objetivo de evitar el uso de insecticidas que actúan de manera sistémica, realizamos la lucha biológica en el viñedo con la “Confusión sexual”.
Normalmente se coloca 1 difusor cada 3 cepas. Estos difusores contienen la feromona sintetizada de la lobesia, es decir, el aroma sexual que la hembra de la mariposa desprende cuando está en el momento de reproducción.
Una vez colocados en el campo, creamos una atmósfera saturada de feromona sexual del insecto. Los machos, al estar guiados por la misma, con sus antenas, no consiguen detectar donde se encuentran las hembras reales, impidiéndoles así la cópula y las potenciales generaciones. ¡Dejamos a estos machos “confundidos”!
Abril: Explosión de vida
Llega la primavera y el esplendor de las flores… y el viñedo, ¡no iba a ser menos! Es por ello que, durante este mes, la vid está en plena brotación.
Ya podemos ver como asoma la vida, con las microscópicas florecitas que, semana a semana, irán adquiriendo la forma de racimo. Sin embargo, no debemos despistarnos en alimentarlas y cuidarlas para que no sufran carencias nutricionales, como la clorosis por falta de hierro o el déficit de manganeso, aportando estos suplementos o alimento mediante el abonado con estiércol siempre que sea necesario.
Mayo: Poda en verde y labra de verano – “levantar polvo”
El mes de mayo suele ser un mes frenético en la agricultura. Acaba el frío y empieza el calor, y junto con la humedad del suelo, tenemos una “explosión de vida” en el viñedo.
Por ello, es fundamental realizar en este momento, la poda en verde, también conocida como “poda de primavera”, que complementará a la de invierno. A diferencia de esta última, debe realizarse con mucha más rapidez, y su objetivo es equilibrar la carga productiva de la planta, así como ayudar a mejorar la salud del viñedo.
Debemos eliminar los pámpanos de las yemas no deseados, localizados en el tronco o entre los pulgares, ya que de lo contrario producirán racimos de baja calidad. La eliminación de estos permite una mejor aireación e insolación a los racimos de calidad, evitando además la proliferación de plagas y otras enfermedades relacionadas con la humedad.
Paralelamente, llevamos a cabo otra actividad: “Levantar polvo”, que consiste en realizar una labranza superficial para romper la costra de la tierra, evitando que se cuartee y agriete debido a la evaporación de la humedad, creando así un efecto manta en el viñedo, que la guardará para los meses más calurosos.
Junio: Medición de la planta
Con la llegada de junio, ya se puede comenzar a visualizar lo que se conoce como “bayas de guisante”, que poco a poco irán engrosando de tamaño y formando los racimos de nuestras variedades.
Llegado ese momento, el agricultor se acerca de nuevo con mucho tacto a la planta, para realizar las mediciones cuantitativas. Según el proceso fenólico de los racimos, podemos medir varios parámetros, teniendo en cuenta los brazos, brocadas y yemas. Para ello, se lleva a cabo un conteo y podemos así hacer una estimación de la productividad.
Julio: Control de maduración de la uva
Ya asoma la vendimia. Y durante las semanas previas debemos llevar a cabo un estudio exhaustivo de muestreo, que tiene como finalidad conocer el momento óptimo de maduración de la uva, y que será crucial para determinar en qué momento “pasar a la acción”. Para ello, contamos con la ayuda de “DYOSTEM”, una herramienta para la valoración del potencial enológico de las parcelas y la determinación de la fecha de vendimia.
Agosto: Envero e inicio de vendimia, comienza la cuenta atrás
El envero es la fase en la que marcamos la cuenta atrás para la vendimia.
Nuestros racimos pasan por una amplia gama cromática, partiendo de los verdes intensos, pasando por los amarillos dorados, hasta llegar a los granates y púrpuras, que indican la madurez plena de la uva.
Desde finales de julio hasta mediados del mes de agosto, tiene lugar un festival de colores en el viñedo que culmina con el momento más esperado del año: La vendimia.
Seguro que estamos de acuerdo que esta tarea no necesita presentación. Ha llegado el momento de cortar la uva.
Todo el trabajo y esfuerzo de un año se ve reflejado en este momento. En Bodegas Mendoza comenzaremos cortando las variedades más tempranas, como la Chardonnay, Moscatel o Pinot Noir.
Septiembre: Plena vendimia
Una vez tenemos “en casa” las variedades más tempranas, le toca el turno al resto de las variedades tintas, que dependiendo de su ciclo vegetativo se cortarán a lo largo de todo el mes de septiembre.
Una época decisiva en la que solaparemos distintas tareas, como prensado, fermentación y la propia vendimia.
Comenzaremos con Merlot, y Shiraz e iremos finalizando con variedades más tardías como la Petit Verdot, Monastrell o Cabernet-Sauvignon.
La vendimia manual, aun suponiendo mayor esfuerzo por parte de los equipos, será fundamental en el proceso, ya que nos permitirá hacer una selección a pie de campo y conseguiremos llevar la uva con el grano entero a bodega para su proceso de vinificación.
Octubre: El momento de mimar la tierra
A mediados de octubre la vendimia suele haber terminado, pero el trabajo en el campo no para. Es el momento de mimar la tierra, de ayudar a la vid a reponer todas las energías invertidas en dar sus frutos.
Para las labores de abonado de nuestros viñedos, en Bodegas Mendoza utilizamos el compost natural: estiércol procedente de ganaderías extensivas que nos ayuda a reponer los nutrientes de la planta, mejorando la fertilidad de éstos, consiguiendo de esta manera una viticultura sostenible con el medio ambiente.
El suelo forma parte del eje principal de la planta. Los suelos con vida siempre son más fáciles y agradecidos de gestionar.
Noviembre: Jarro y pie de rey
¿Jarro o Pie de rey? Para determinar cuál de ellos pasaría a la acción, debemos de tener en cuenta el tipo de plantación que tengamos… Mientras que, en espaldera, usaremos el jarro, el “pie de rey” será empleado en viña plantada en vaso…
Pero… ¿Qué es el “jarro” o pie de rey?
El jarro o pie de rey se lleva a cabo cuando, por diferentes factores, hemos perdido una planta dentro del conjunto del viñedo. Para ello, emplearemos el sarmiento largo y sano de una vid contigua, que enterraremos a gran profundidad, en el lugar donde tengamos la “falta” o “marra” dejando el vástago protegido, hasta que tenga la suficiente fuerza como para cortarla de la “vid madre” y puedan ser independientes sin interferencias radiculares, lo que nos llevará a tener un viñedo con un potencial adulto, pero con la salud de un viñedo joven.
Diciembre: Prepoda
Desde mediados a finales de este mes la prepoda tiene lugar en el viñedo.
Equipados con una máquina prepodadora, nuestro equipo cortará los zarcillos que sirven de agarre de forma natural de la vid a la espaldera, así como los sarmientos más largos a la altura que se determine para aligerar el trabajo de poda que se realizará de manera manual en enero. No olvidemos que la vid es una liana y busca cierto soporte para conducir su estructura, por lo que esta actividad es crucial.
Y a ti, ¿Te han dado ganas de ensuciarte las botas en el viñedo? Si es así, te invitamos a visitarnos y conocer en primera persona el proceso de producción de los vinos de Bodegas Mendoza, desde el campo hasta la mesa.
